Sobre 'De Boquillas al Mezquite' de Sergio Castillo
Por José Edgardo Valero Olvera
Viejas voces que cuentan las historias del campo son a las que Sergio Castillo Lara se dio a la tarea de entrevistar, transcribir y recopilar para dar vida al libro titulado 'De Boquillas al Mezquite', que figura dentro de la segunda temporada de la colección “La fragua”. Son veinte relatos de comunidades rurales de todo del estado, que se obtuvieron de aquellos que tienen mucho qué contar: los viejos.
Lo que este libro contiene cumple una función antropológica: revivir el pasado de quienes se han servido de él y que en duras circunstancias lo han gozado. Ellos, los ancianos del rancho, que en este tiempo poco les ha llegado de la modernidad, recuerdan mejores momentos. “Yo quisiera vivir los tiempos de antes, porque eran mejor, aunque estábamos pobres".
Si hablamos del campo en México sabemos bien que sus historias son de sufrimiento y carencia, pero en 'De boquillas al Mezquite' también se cuenta de lo bueno que puede ser vivir ahí.
Los relatos son de variada temática, y en muchos de ellos se hacen ver las costumbres y tradiciones de cada ejido, así como sus creencias y su forma de ver las cosas. Algunos son una mezcla de realidad y fantasía, pero cada uno resulta interesante.
Uno de los grandes aciertos de este libro es que en todas las historias se hizo una trascripción fiel de la oralidad de los participantes, y sólo se agregó nota para aquellas palabras que resultan confusas o para ubicar el lugar.
Una parte del libro cuenta las “Crónicas de brujas”. Las señoras María de Jesús Rodríguez, María Véliz Reyes, Juana Rodríguez Sepúlveda y Juana Castañeada cuentan sus experiencias con ellas. Las cuatro dicen historias asombrosas sobre estos seres que aseguran haber visto e incluso matado. “Cuando estaba chiquilla yo estuve en una junta de brujas”, narra la señora María de Jesús.
El paso de la Revolución dejó huellas y fantasmas. María Sánchez García, de 84 años, relata sobre el soldado que mandó matar Pancho Villa para que cuidara el dinero que ahí había enterrado. Además dice cómo un primo suyo murió poco a poco de espanto al verlo. Luego comenta Prudencio Garza Campos, comerciante en Sanbuenaventura: “Yo anduve con Pancho Villa y una vez me quiso fusilar porque pensaba que yo le había pegado las pulgas a la Adelita que traía mi general”. Uno al leer sobre su historia creería todo: que le había comido el mandado a Villa, que asistió con Piporro a la escuela y que el Papa, cuando estuvo ahí, le dio una pomada para “los viejitos que ya no pueden jalar”. Después José María Garza Campos, de 79, hermano de Prudencio, desmiente que haya estado con Villa y además aclara que es muy mentiroso.
Sobre los mineros, Pánfilo Gonzáles de 74 años habitante de Río Escondido cuenta que “es dura la vida de minero, pero también es buena, es muy bonita”.
Me harían falta más cuartillas para hablar de todas las historias que vienen en 'De boquillas al Mezquite', libro que recomiendo leer por su calidad antropológica.
-Sergio Castillo Lara, 'De boquillas al Mezquite' (Colección La Fragua No. 6, segunda época). Instituto Coahuilense de Cultura, Coahuila, 2006, 130 pp.
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La ausencia de ti es el llanto de los caídos
A sandramairallison
Por Sergio Alvizo
La ausencia de ti es el llanto de los caídos,
la desesperación de los tristes,
la lenta duración del invierno
Cuando te ausentas el mundo s e d e t i e n e
La soledad comienza habitar este cuarto que no tiene
ventanas y el s o l de tu llegada no penetra
La ausencia de ti es la falta de calor en mi cuerpo,
es la sed i n a g o t a b l e de los Ríos,
La ausencia de tus labios
el aguijón en el
cuerpo
es el zumbido de
abejas africanas
es el santo sin
veladora
La ausencia de tu cuerpo es el dolor
de la derrota en penales
es la hiel amargo del olvido
la ausencia de ti de tu cuerpo
de tus pechos que manan leche y miel
de tu sexo selva de guerrillas y luchas armadas
centro de ataques.
1 comentario:
Un poema no bueno, ni malo. Si no todo lo contrario. No soy muy adepto a la poesía, pero me gustó. Un muy buen logro de su autor, que con esa cara de güey que tiene, pocos pensamos en ese desahogo de emociones que tiene en su interior; y los transforma en muy buenos versos.
Chido poema Sky.
Atte. Tu padre...
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