Néstor Adame Santos (Monclova, Coahuila, 1984) hace una semblanza del escritor José Agustín. Nos habla de sus influencias musicales y su estilo, dando un recorrido por su obra literaria.
Hace algunos años surgió en la escena de la literatura un joven irreverente llamado José Agustín Ramírez (Acapulco, 1944), quien por muchos años fue severamente criticado y censurado por la hegemonía que en aquel tiempo mandaba en el país. Los críticos intelectuales solamente veían en Agustín a un jovencito lépero, grosero e incongruente cuya calidad literaria era totalmente nula. Pero fueron los mismos jóvenes quienes lo calificarían más adelante, por medio de la lectura de 'De perfil'. Ellos descubrirían un camino que los reflejaba en los suburbios inaccesibles que era la literatura. Entonces así, con el voto de los jóvenes, José Agustín, junto con Gustavo Sáinz y Parménides García Saldaña, abrieron las puertas de las editoriales a muchos escritores, para que abordaran diversas problemáticas. A ellos se les denominó un poco en tono despectivo "La Generación de la Onda", que eran aquellos quienes se identificaban con los jóvenes y que para los críticos literarios no alcanzaban niveles para tener derecho de "hacer literatura". El lenguaje de estos escritores underground dependía mucho de la influencia del movimiento rockero a nivel mundial, de la relación con los hippies, drogas, y la vida en suburbios y arrabales. A través de esto lograron adquirir una nueva voz literaria que en los tiempos modernos se alcanza a leer con una facilidad nata y con una frescura totalmente agradable.
Lo que ha caracterizado mucho a José Agustín ha sido su lenguaje, los juegos de palabras, el escribir como se habla, el captar los modalidades de la voz y acomodarlos en una hoja de papel tal y como son dichos. Ésta es una de las bases principales de la literatura de Agustín, ya que de sus mismas palabras nos señala lo qué es para él ese lenguaje que ha caracterizado a sus obras: "Lo que llaman el lenguaje de la onda es riquísimo y cumple una función social. Se ha preservado porque demostró que necesitábamos dar nuevos nombres a los fenómenos de la realidad: "azotarse" define algo para lo cual no existe el término; deprimirse o entristecerse no es lo mismo. Los "tiras" quiere decir en el lenguaje de la onda, la tiranía. "Aplatanarse", imagínate la consistencia del plátano, ¿podría cambiarse por pereza? ¡No tiene el mismo sabor!", justifica José Agustín, sobre la necesidad de explorar en ese lenguaje y en sus estructuras.
José Agustín es un escritor que nunca se autocensura, que se preocupa por ser lo más honesto posible en sus obras, por temáticas que nos dejan ver la verdadera realidad que le atañe al mexicano. Como buen escritor surgido en los años setentas, Agustín también fue brutalmente conmovido con las tendencias musicales. Es un apasionado de la música: del rythm and blues de Elvis Presley y Chuck Berry; del rock de los Rolling Stones y Bob Dylan; el apenas nacido heavy metal de Led Zeppelin y Black Sabbath; el rock progresivo de Pink Floyd y Frank Zappa. Colaboró también, a base de esta pasión, haciendo críticas de rock en diversas revistas que después serían reunidas bajo el rango de expresiones contraculturales. Fue tanto su gusto por el rock que la llevaría a la literatura para hacer un rock verbal. Lo que los rocanroleros mexicanos no pudieron hacer en los años 60 con una guitarra, Agustín lo consiguió con la pluma.
Las novelas de José Agustín están estructuradas como en pequeños relatos autónomos que llevan un mismo hilo conductor, lo que le ha permitido al autor elaborar diversas ediciones en que reúne algunos pasajes significativos de sus libros.
El cuento es el otro género en que Agustín ha incursionado de manera brillante. Sus libros "Inventando que sueño" (1968), "No hay censura" (1988), y "No pases esa puerta" (1992), fueron reunidos en su antología de "Cuentos completos" (2002).
En 1992, a petición del gobierno, realizará una revisión histórica de los sexenios priístas desde la era del presidente Manuel Ávila Camacho. Surgen los tres tomos de "Tragicomedia mexicana" ―título tomado de una poesía de Salvador Novo―, un ensayo que desmitifica la mirada de la historia oficial y narra, con los recursos propios de la literatura agustiniana, los pormenores tanto políticos como sociales y de resistencia que han prevalecido en la vida mexicana.
En "Dos horas de sol" (1994) el autor comienza a mirar los problemas de la mitad de la vida a través de dos periodistas cincuentones que llegan a trabajar a Acapulco. Al paso de los años se ha visto que la literatura de José Agustín toca temas de la madurez, pero aún así los jóvenes siguen identificándose con su literatura. Agustín es uno de los autores que más lectores jóvenes reúne en cada presentación de sus libros.
José Agustín es un autor que apuesta por la pluralidad para el surgimiento natural de las tendencias, mas que por una forma mítica de hacer cultura. Desmitifica con su forma de ser la figura del intelectual. A través de sus obras se deja ver como un hombre igual a todos, que comparte las preocupaciones del mundo, de su vida, de su generación y su país.
Para las nuevas generaciones de jóvenes, José Agustín sigue siendo nuestro primer clásico juvenil de lecturas obligadas (para quien se precie de ser un joven todavía, tanto biológicamente, como en alma). Y aunque el autor ya ha sido alcanzado por la vejez, será difícil que desaparezca de él ese espíritu juvenil y rocanrolero que lo ha caracterizado por todos estos años. Así que esperemos tener un Agustín por muchos años más. Vida larga para el rockstar-literario José Agustín.
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