lunes, 30 de julio de 2007

Edición del 29 de julio de 2007


Cien razones para visitar Saltillo:
La Capital del Estado celebra su 430 Aniversario

Este verano, Saltillo es un interesante destino turístico, pues, conmemorando el 430 Aniversario de la fundación de la ciudad, el Festival Viva Saltillo ofrece durante ocho días consecutivos más de 100 actividades para toda la familia.

Es muy deseable que el crecimiento de una ciudad, en términos de edad, vaya a la par con el crecimiento de otros sentidos: educación, salud, economía, calidad de vida. Merece un reconocimiento especial por dicho crecimiento el muchas veces olvidado ámbito de la cultura. Por lo mismo es admirable que para celebrar su 430 aniversario, el municipio de Saltillo se vista de gala con un gran número de eventos, reconocidos no sólo por su calidad y su prestigio a nivel internacional, sino por su capacidad de adaptarse a los gustos de todo tipo de público.

Ocho días de fiesta continua. Más de diez actividades diarias que van desde eventos deportivos hasta conciertos al aire libre. Plazas, parques, museos y calles de la ciudad albergarán este verano los más de cien eventos que el Ayuntamiento de Saltillo, a través del Instituto Municipal de Cultura, trae para sus visitantes.

Escucha...
Este domingo, en punto de las 9 de la noche en la plaza de Armas, el grupo de rock mexicano Plastilina Mosh deleitará al público con su irreverente estilo. Por otra parte, los acordes de la música norteña sonarán en punto de las 5:00 p.m. en el Corredor Narciso Mendoza y el Callejón Sánchez Rojo, con la presencia de grupos de la región.

La ópera también tiene cabida en este festival, y el día de hoy, a las 7 de la noche, el teatro de la ciudad Fernando Soler albergará la Gala Operística, mientras que el próximo martes 31, a las 9 de la noche, Fernando de la Mora estará complaciendo al público que se dará cita en la plaza de Armas.

Además habrá canto nuevo, jazz, guitarra, rock y música ranchera, con la presencia de Emmanuel Abdallah, el grupo La Trinca, 2:3, Jikuri y Sirius, Vintage y Ricardo Rodríguez, para cerrar con el magno concierto del grupo Pesado, el 1 de agosto a las 9 p.m. en la Plaza de Armas.

Recorre...
430 años de historia no pueden cercarse con fronteras, y menos si hablamos de un municipio íntimamente ligado, desde sus orígenes, a la historia del resto del estado. Tal vínculo convierte a este magno evento en una fiesta compartida por los habitantes de todo Coahuila, e incluso de ciudades más allá del territorio estatal.

Dicha importancia y dicha historia podrán reconocerse de forma más cercana en los recorridos guiados que, durante todos los días del festival, partirán diariamente a las 6 de la tarde del Centro Cultural Vito Alessio Robles.

Otro recorrido que vale la pena realizar es el de las diversas exposiciones hospedadas en los museos saltillenses. El Centro Cultural Teatro García Carrillo albergará la exposición "Sarapes antiguos: una historia", en coordinación con el INAH Coahuila. En el museo Rubén Herrera, a partir del viernes pasado, puede visitarse la obra de Ana Gutieszca. La Casa Purcell, por su parte, ofrecerá la exposición "Mi Juárez de todos los días", de Gilberto Aceves Navarro a partir del martes 31.


Este recinto presentará también el ciclo "Las 10 mejores películas de la historia", diariamente a las 5:00 p.m., en la que se incluyen, entre otras: "Cuentos de Tokio", "2001: Odisea en el espacio", "El acorazado Potemkin", "Amanecer", "8 y 1/2", "El Padrino I y II" y "Cantando bajo la lluvia".

Vive...
El teatro, con espectáculos de gran calidad, también tiene cabida en este festival. Además de la participación de grupos de teatro regionales, como "La estufa" dirigido por Jesús Valdés, cuentacuentos y mimos, se ofrecerán espectáculos como "Almacenados", con los reconocidos actores Sergio y Héctor Bonilla.


Estas son sólo algunas razones para visitar Saltillo este verano, y contagiarse con la celebración de la historia y la cultura. Para más información puedes comunicarte al Instituto Municipal de Cultura de Saltillo al teléfono: (844) 4-10-40-02, acceder a http://imcs.com.mx, o visitar los módulos de información turística de la ciudad.

Edición del 22 de julio de 2007


El hombre que pudo sonreír

En esta ocasión incluimos un nuevo cuento del joven escritor Miguel Ángel García Torres (Cuatrociénegas, Coahuila, 1986).


Había en la ciudad un hombre tan rico y poderoso como solitario y triste, que nunca podía sonreír. Él no sabía lo que era carcajear de placer, sentir la falta de aire, clamar piedad debido al dolor de las mandíbulas, o retener el estómago que parecía estallar en repetidas contracciones. Por lo tanto, en vísperas de su muerte, el anciano enfermo decidió que si alguien de su parentela lo hacía siquiera mostrar una mueca de júbilo, quizá del tamaño de un ombligo o de una hebra retorcida, quien lo consiguiera heredaría por completo su fortuna.

¡De inmediato surgió un revuelo entre la familia por conseguir esa dicha!

Los parientes actuaron delante del viejo disfrazados de payasos ridículos y remedos de magos, unos con chistes malísimos y complejos, y los otros con trucos simples y frustrados. Luego comprendieron que se requería de ayuda profesional.

Fue una ardua competencia, pues la búsqueda de talentos para complacer al moribundo resultó interminable, por los innumerables viajes de mensajeros que solicitaban en cada rincón "a la brevedad, personal capacitado para hacer reír".

Enseguida se presentaron en la ciudad, uno tras otro, los más misteriosos circos del mundo, provenientes de los cuatro puntos cardinales, con una gran variedad de personajes interesantes y exóticos. Cada compañía se diferenciaba de las demás por sus coloridos, sus distintos espectáculos y sus extravagantes fieras. Sin faltar alguno, todos los actos se exhibieron al enfermo para hacerle reír. Cientos hicieron lo imposible para obtener algo, hasta despistados que pusieron en práctica lo más rústico de esa disciplina; sin embargo, fue inútil cada esfuerzo.

Algunos opinaban que era como hacer llorar a una piedra. "Parece que ya lleva encima la lápida de su entierro", decían. Incluso otros sórdidamente ironizaban con la idea de la risa del conejo, ésa en la que una serie de impulsos nerviosos dibujan una sonrisa en el enfermo al tiempo de morir.

Muchos pensaban qué inventarían para que el viejo serio y aburrido emitiera al menos un suspiro, o asomara un diente, que dejara entrever una manera. Tiempo después, toda la familia se unió en el intento.

Por los fracasos y bochornos anteriores, se decidió llevar al viejo a una tarima de madera y, ante la población, emitir un comunicado en el cual se ofrecía, a cualquier ser vivo que lograra con el anciano lo que muchos otros no habían podido, la cuarta parte de la herencia. Deprisa levantaron la mano sabios de barbas tan espesas como sus ingenios y bibliotecas, naturistas populacheros, psicólogos perturbados, entre muchos más personajes igual de pintorescos, cada uno con métodos extraños pero infructuosos. Sin embargo, cuando ya no había esperanza, un sujeto andrajoso y demente rogó por una oportunidad.

"Qué hará este desquiciado, que no hayamos intentado con nuestro antiguo arte", comentaban los cirqueros. "¿Dónde se habrá visto semejante insulto a nuestras fórmulas y emplastes?", se escuchaba entre los eruditos. "Esto será divertido", sentenciaban los presentes. "¿Pero qué querrá hacer este desdichado?", dijo uno de ellos. "Lo más lógico para un loco", contestó uno más entre sarcasmos.

Sin demora, el tipo harapiento subió al entablado, se situó delante del enfermo, lo examinó y pidió privacidad para él y el anciano; ambos se ocultaron tras bambalinas. Más tarde, el loco salió muy contento y orgulloso de su resolución. El viejo apareció sentado en una silla y con la cabeza cubierta por una capucha negra. El demente pidió atención al público, ostentando su ingenio innato, y entonces quitó al hombre la caperuza.

La familia y el público en general contemplaron el milagro. El anciano sonreía con ojos llorosos y las pupilas extraviadas (tal vez de alegría). Ésa era una sonrisa para siempre, que jamás se le borraría al acaudalado hombre a pesar de la muerte; ni éste descansaría de presumirla ante sus distinguidos vecinos del camposanto, cuando fuera sepultado en un enorme y tétrico mausoleo, atiborrado de arreglos barrocos; cuando fuera acomodado en el féretro construido con las maderas más preciosas y los forros de piel más tersos; pero sobre todo, cuando fuera acompañado del labio superior y la quijada que le habían sido desprendidos por el loco.
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Se buscan reinas: Contribuya al rescate de la historia

Para conmemorar el 70° aniversario de la Feria de la Nuez de Monclova, Coahuila, el Club de Leones, el Archivo Municipal y el Patronato del Archivo Municipal de esta ciudad buscan rescatar archivos, fotografías y anécdotas relacionadas a la elección y coronación de reinas efectuada en dicha feria.

Si usted conoce a alguna de las reinas, princesa o duquesas que han desfilado por esta alfombra roja, contribuirá al rescate de una de las tradiciones más importantes de este municipio.

Su aportación es bienvenida en el Archivo Municipal de Monclova, ubicado en el edificio del Museo Coahuila y Texas (Plaza Aldama s/n. Col. El Pueblo), o puede comunicarse al teléfono 6-33-88-36.

lunes, 23 de julio de 2007

Edición del 15 julio de 2007


Sobre 'De Boquillas al Mezquite' de Sergio Castillo

Por José Edgardo Valero Olvera

Viejas voces que cuentan las historias del campo son a las que Sergio Castillo Lara se dio a la tarea de entrevistar, transcribir y recopilar para dar vida al libro titulado 'De Boquillas al Mezquite', que figura dentro de la segunda temporada de la colección “La fragua”. Son veinte relatos de comunidades rurales de todo del estado, que se obtuvieron de aquellos que tienen mucho qué contar: los viejos.
Lo que este libro contiene cumple una función antropológica: revivir el pasado de quienes se han servido de él y que en duras circunstancias lo han gozado. Ellos, los ancianos del rancho, que en este tiempo poco les ha llegado de la modernidad, recuerdan mejores momentos. “Yo quisiera vivir los tiempos de antes, porque eran mejor, aunque estábamos pobres".
Si hablamos del campo en México sabemos bien que sus historias son de sufrimiento y carencia, pero en 'De boquillas al Mezquite' también se cuenta de lo bueno que puede ser vivir ahí.
Los relatos son de variada temática, y en muchos de ellos se hacen ver las costumbres y tradiciones de cada ejido, así como sus creencias y su forma de ver las cosas. Algunos son una mezcla de realidad y fantasía, pero cada uno resulta interesante.
Uno de los grandes aciertos de este libro es que en todas las historias se hizo una trascripción fiel de la oralidad de los participantes, y sólo se agregó nota para aquellas palabras que resultan confusas o para ubicar el lugar.
Una parte del libro cuenta las “Crónicas de brujas”. Las señoras María de Jesús Rodríguez, María Véliz Reyes, Juana Rodríguez Sepúlveda y Juana Castañeada cuentan sus experiencias con ellas. Las cuatro dicen historias asombrosas sobre estos seres que aseguran haber visto e incluso matado. “Cuando estaba chiquilla yo estuve en una junta de brujas”, narra la señora María de Jesús.
El paso de la Revolución dejó huellas y fantasmas. María Sánchez García, de 84 años, relata sobre el soldado que mandó matar Pancho Villa para que cuidara el dinero que ahí había enterrado. Además dice cómo un primo suyo murió poco a poco de espanto al verlo. Luego comenta Prudencio Garza Campos, comerciante en Sanbuenaventura: “Yo anduve con Pancho Villa y una vez me quiso fusilar porque pensaba que yo le había pegado las pulgas a la Adelita que traía mi general”. Uno al leer sobre su historia creería todo: que le había comido el mandado a Villa, que asistió con Piporro a la escuela y que el Papa, cuando estuvo ahí, le dio una pomada para “los viejitos que ya no pueden jalar”. Después José María Garza Campos, de 79, hermano de Prudencio, desmiente que haya estado con Villa y además aclara que es muy mentiroso.
Sobre los mineros, Pánfilo Gonzáles de 74 años habitante de Río Escondido cuenta que “es dura la vida de minero, pero también es buena, es muy bonita”.
Me harían falta más cuartillas para hablar de todas las historias que vienen en 'De boquillas al Mezquite', libro que recomiendo leer por su calidad antropológica.

-Sergio Castillo Lara, 'De boquillas al Mezquite' (Colección La Fragua No. 6, segunda época). Instituto Coahuilense de Cultura, Coahuila, 2006, 130 pp.


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La ausencia de ti es el llanto de los caídos

A sandramairallison

Por Sergio Alvizo
La ausencia de ti es el llanto de los caídos,
la desesperación de los tristes,
la lenta duración del invierno

Cuando te ausentas el mundo s e d e t i e n e
La soledad comienza habitar este cuarto que no tiene
ventanas y el s o l de tu llegada no penetra

La ausencia de ti es la falta de calor en mi cuerpo,
es la sed i n a g o t a b l e de los Ríos,

La ausencia de tus labios
el aguijón en el
cuerpo
es el zumbido de
abejas africanas
es el santo sin
veladora

La ausencia de tu cuerpo es el dolor
de la derrota en penales
es la hiel amargo del olvido

la ausencia de ti de tu cuerpo
de tus pechos que manan leche y miel
de tu sexo selva de guerrillas y luchas armadas
centro de ataques.

sábado, 14 de julio de 2007

edición del 7 de julio de 2007

El rockero de ayer, el José de ahora y el Agustín de siempre

Néstor Adame Santos (Monclova, Coahuila, 1984) hace una semblanza del escritor José Agustín. Nos habla de sus influencias musicales y su estilo, dando un recorrido por su obra literaria.

Hace algunos años surgió en la escena de la literatura un joven irreverente llamado José Agustín Ramírez (Acapulco, 1944), quien por muchos años fue severamente criticado y censurado por la hegemonía que en aquel tiempo mandaba en el país. Los críticos intelectuales solamente veían en Agustín a un jovencito lépero, grosero e incongruente cuya calidad literaria era totalmente nula. Pero fueron los mismos jóvenes quienes lo calificarían más adelante, por medio de la lectura de 'De perfil'. Ellos descubrirían un camino que los reflejaba en los suburbios inaccesibles que era la literatura. Entonces así, con el voto de los jóvenes, José Agustín, junto con Gustavo Sáinz y Parménides García Saldaña, abrieron las puertas de las editoriales a muchos escritores, para que abordaran diversas problemáticas. A ellos se les denominó un poco en tono despectivo "La Generación de la Onda", que eran aquellos quienes se identificaban con los jóvenes y que para los críticos literarios no alcanzaban niveles para tener derecho de "hacer literatura". El lenguaje de estos escritores underground dependía mucho de la influencia del movimiento rockero a nivel mundial, de la relación con los hippies, drogas, y la vida en suburbios y arrabales. A través de esto lograron adquirir una nueva voz literaria que en los tiempos modernos se alcanza a leer con una facilidad nata y con una frescura totalmente agradable.
Lo que ha caracterizado mucho a José Agustín ha sido su lenguaje, los juegos de palabras, el escribir como se habla, el captar los modalidades de la voz y acomodarlos en una hoja de papel tal y como son dichos. Ésta es una de las bases principales de la literatura de Agustín, ya que de sus mismas palabras nos señala lo qué es para él ese lenguaje que ha caracterizado a sus obras: "Lo que llaman el lenguaje de la onda es riquísimo y cumple una función social. Se ha preservado porque demostró que necesitábamos dar nuevos nombres a los fenómenos de la realidad: "azotarse" define algo para lo cual no existe el término; deprimirse o entristecerse no es lo mismo. Los "tiras" quiere decir en el lenguaje de la onda, la tiranía. "Aplatanarse", imagínate la consistencia del plátano, ¿podría cambiarse por pereza? ¡No tiene el mismo sabor!", justifica José Agustín, sobre la necesidad de explorar en ese lenguaje y en sus estructuras.
José Agustín es un escritor que nunca se autocensura, que se preocupa por ser lo más honesto posible en sus obras, por temáticas que nos dejan ver la verdadera realidad que le atañe al mexicano. Como buen escritor surgido en los años setentas, Agustín también fue brutalmente conmovido con las tendencias musicales. Es un apasionado de la música: del rythm and blues de Elvis Presley y Chuck Berry; del rock de los Rolling Stones y Bob Dylan; el apenas nacido heavy metal de Led Zeppelin y Black Sabbath; el rock progresivo de Pink Floyd y Frank Zappa. Colaboró también, a base de esta pasión, haciendo críticas de rock en diversas revistas que después serían reunidas bajo el rango de expresiones contraculturales. Fue tanto su gusto por el rock que la llevaría a la literatura para hacer un rock verbal. Lo que los rocanroleros mexicanos no pudieron hacer en los años 60 con una guitarra, Agustín lo consiguió con la pluma.
Las novelas de José Agustín están estructuradas como en pequeños relatos autónomos que llevan un mismo hilo conductor, lo que le ha permitido al autor elaborar diversas ediciones en que reúne algunos pasajes significativos de sus libros.
El cuento es el otro género en que Agustín ha incursionado de manera brillante. Sus libros "Inventando que sueño" (1968), "No hay censura" (1988), y "No pases esa puerta" (1992), fueron reunidos en su antología de "Cuentos completos" (2002).
En 1992, a petición del gobierno, realizará una revisión histórica de los sexenios priístas desde la era del presidente Manuel Ávila Camacho. Surgen los tres tomos de "Tragicomedia mexicana" ―título tomado de una poesía de Salvador Novo―, un ensayo que desmitifica la mirada de la historia oficial y narra, con los recursos propios de la literatura agustiniana, los pormenores tanto políticos como sociales y de resistencia que han prevalecido en la vida mexicana.
En "Dos horas de sol" (1994) el autor comienza a mirar los problemas de la mitad de la vida a través de dos periodistas cincuentones que llegan a trabajar a Acapulco. Al paso de los años se ha visto que la literatura de José Agustín toca temas de la madurez, pero aún así los jóvenes siguen identificándose con su literatura. Agustín es uno de los autores que más lectores jóvenes reúne en cada presentación de sus libros.
José Agustín es un autor que apuesta por la pluralidad para el surgimiento natural de las tendencias, mas que por una forma mítica de hacer cultura. Desmitifica con su forma de ser la figura del intelectual. A través de sus obras se deja ver como un hombre igual a todos, que comparte las preocupaciones del mundo, de su vida, de su generación y su país.
Para las nuevas generaciones de jóvenes, José Agustín sigue siendo nuestro primer clásico juvenil de lecturas obligadas (para quien se precie de ser un joven todavía, tanto biológicamente, como en alma). Y aunque el autor ya ha sido alcanzado por la vejez, será difícil que desaparezca de él ese espíritu juvenil y rocanrolero que lo ha caracterizado por todos estos años. Así que esperemos tener un Agustín por muchos años más. Vida larga para el rockstar-literario José Agustín.

sábado, 7 de julio de 2007

Cien años de Frida
El próximo 6 de julio se cumplen cien años del nacimiento de la pintora mexicana. Para recordarla, Paola Aguirre Praga (Saltillo, Coahuila, 1984) hace una breve semblanza de su vida. Además incluimos dos cartas que la artista escribió para Diego Rivera y Jacqueline Lamba.


Frida: dolor convertido en arte

Frida era como un lazo alrededor de una bomba.
-André Bretón

Por Paola Aguirre Praga
A los dieciocho años Frida Kahlo sufrió un accidente que la obligó a una larga recuperación. Durante este tiempo de dolor, de incomprensión y de frustración aprendió a pintar. Lo más probable es que esta experiencia haya influenciado en la formación de un mundo aparte que se refleja en sus obras.
Su pintura es testimonio de su lucha, de su forma de ser, del tiempo que le tocó vivir. Fue una mujer mexicana, de ésas de verdad, fuertes, que no le temen a nada. El historial médico que entregó a un doctor en 1946 dice que, durante su enfermedad, ella siguió haciendo su vida normal, que no tenía ningún dolor y que podía hacer deporte. Ella le dijo al doctor que después de haberse golpeado el pie derecho contra un árbol, la pierna se le salió y comenzó a adelgazársele y a acortársele. Los doctores diagnosticaron poliomielitis, y el tratamiento fueron baños de sol y calcio. Años más tarde, sufrió un accidente viajando en un autobús de Coyoacán al centro de la ciudad. Una barra metálica la atravesó, ocasionándole once fracturas. Su padre le obsequió material para que pintara y se acompañara durante largos periodos de tratamientos e intervenciones quirúrgicas. Es entonces cuando Frida empieza a pintar y ya nunca dejó de hacerlo hasta su muerte.
Siempre tuvo una gran fortaleza y soportó el dolor sin quejarse: su vida era la pintura. Ella siempre decía que había tenido varios accidentes en su vida y le gustaba ver las cicatrices para recordar lo difícil que había sido enfrentar eso.
En pláticas comentaba que el famoso pintor Diego Rivera había sido el peor de los hombres. Como para cualquiera que espera llenar su vacío interno con una vida en pareja, ser la mujer de Diego fue un motor en la vida de Frida. Diego fue su hombre, su niño, su amante, su amigo, su obsesión, su todo. Ella siempre quiso un hijo y aunque lo intentó varias veces no lo consiguió e incluso puso en riesgo su vida. Sin embargo, tal vez por querer subsanar el hecho de que no podría ofrecer un primogénito a su compañero y al extraño mundo psicológico que Frida y Diego vivían muy aparte de la realidad, su vida sentimental fue de cascos ligeros, ya que los dos tenían relaciones extramaritales consentidas. A él le gustaban mucho las mujeres y ella sufría grandes ataques de celos e inseguridades. Nunca se supo si ella mantenía romances con algunas mujeres.
La vida de Frida es un ejemplo: pese a su dolorosa enfermedad no se limitó a vegetar en una cama ni a quejarse de su mala fortuna. Luchó cada día de su vida y convirtió el sufrimiento y el dolor en arte. Su obra pictórica refleja su vida personal, con tintes surrealistas y de algunas creencias mexicanas. Ella vestía de una manera ciertamente inusual para la época. Cuando se encontraba en momentos de angustia y depresión solía usar ropa de hombre. La mayoría de sus pinturas son autorretratos. Frida pasó mucho tiempo en la cama y sin moverse de su casa, por ello era más fácil para ella pintarse con la ayuda de un espejo. Tuvo una gran capacidad de expresión y aunque muchos critiquen su obra o la califiquen de pintora de medio nivel, tal vez por las formas, su capacidad para transmitir su dolor fisco y emocional mueve la sensibilidad de los mexicanos, especialmente de las mujeres que nos sentimos identificadas con esas ganas de luchar en la vida, de sobrellevar la tristeza y la amargura por medio de algo que nos produce placer momentáneo, como la pintura. “No estoy enferma”, decía “estoy quebrada, pero estoy feliz de estar viva mientras pueda pintar”.


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Mi Diego:
Espejo de la noche. Tus ojos espadas verdes dentro de mi carne. Ondas entre nuestras manos. Todo tú en el espacio lleno de sonidos, en la sombra y en la luz. Tú te llamarás Auxocromo, el que capta el color. Yo Cromóforo, la que da el color.
Tú eres todas las combinaciones de los números. La vida.
Mi deseo es entender la línea la forma la sombra el movimiento. Tú llenas y yo recibo.
Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.
Frida Kahlo

A Jacqueline Lamba:
Desde que me escribiste, en aquel día tan claro y lejano, he querido explicarte que no puedo irme de los días, ni regresar a tiempo al otro tiempo. No te he olvidado, las noches son largas y difíciles.
El agua. El barco y el muelle y la ida, que te fue haciendo tan chica, desde mis ojos, encarcelados en aquella ventana redonda, que tú mirabas, para guardarme en tu corazón. Todo eso está intacto. Después, vinieron los días, nuevos de ti.
Hoy quisiera que mi sol te tocara. Te digo que tu niña es mi niña, los personajes títeres, arreglados en su gran cuarto de vidrios, son de las dos.
Es tuyo el huipil con listones solferinos. Mías las plazas viejas de tu París, sobre todas ellas, la maravillosa, Des Vosges. Yan olvidada y tan firme.
Los caracoles y la muñeca-novia, es tuya también, es decir, eres tú. Su vestido es el mismo que no quiso quitarse el día de la boda con Nadie, cuando la encontramos casi dormida en el piso sucio de una calle.
Mis faldas con olanes de encaje, y la blusa antigua que siempre hacen el retrato ausente de una sola persona. Pero el color de tu piel, de tus ojos y tu pelo cambia con el viento de México.
Tú también sabes que todo lo que mis ojos ven y que toco conmigo misma, desde todas las distancias, es Diego. La caricia de las telas, el color del color, los alambres, los nervios, los lápices, las hojas, el polvo, las células, la guerra y el sol, todo lo que se vive en los minutos de los no-relojes y los no-calendarios y de las no-miradas vacías, es él. Tú lo sentiste, por eso dejaste que me trajera el barco desde el Havre donde tú nunca me dijiste adiós.
Te seguiré escribiendo con mis ojos, siempre. Besa a la niña...

Frida Kahlo